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Yeserías

 

Esta Iglesia de Nuestra Señora del Portillo, presenta en su interior una decoración en estuco, muy caracterizada por su riqueza ornamental, su ejecución y temática.

            La decoración aplicada en estuco la encontramos en puntos álgidos de la arquitectura estructural: pilastras, capiteles, pechinas de la cúpula del crucero, orlando los vanos de las ventanas, en el arco de medio punto del bocaporte de las capillas laterales de cabecera y en su cornisamento general.

Es testigo del cambio de época, ya que a partir del año 1.670 se produce en España una briosa decoración de estucos policromados cuyos motivos eran a base de roleos, hojas de acanto y figuras de ángeles. Se comprende el rápido auge que alcanzó en España el ímpetu ornamental y el arte emperifollado de los Churriguera.

Toda esta ornamentación de exuberantes motivos vegetales y retorcidas formas tienen un voluminoso resalto. Los motivos se acusan por grandes masas de ejecución impecable y el sistema está admirablemente entendido para dar gran contraste de luz y sombra a la decoración interior donde la luz es más escasa. Los pendientes colgantes de los capiteles en las pilastras son de marcada influencia herreriana, encontrando esta misma decoración en bastantes iglesias españolas de esta época.

 

 

Esta decoración, fina por su factura y líneas aligeradas obedece a un movimiento onduloso que enlaza, serpentea y sube ayudado por la multiplicación de formas volantes y de querubines o amorcillos. A éstos parece como si los lanzase al torbellino de la orla de las ventanas, arcos de ingreso y a las capillas, en un ritmo vertiginoso que atrae la mirada del espectador.

Los cuatro pilares que forman el arco de ingreso a la capilla mayor o presbiterio, sostienen cuatro arcos torales en cuyas claves descansa el anillo de la cúpula.

Las cuatro pechinas que se forman conservan todavía perfectamente la talla escultórica ejecutada en yeso hacia el año 1.728, con motivos pertenecientes al estilo barroco. En cada pechina destaca en altorrelieve, entre hojarasca de fantasía, una mujer fuerte de la Biblia, en figura completa y tamaño mayor que el natural. Son, Judit, Esther, Débora y Jahël. A los pies de cada una hay un guerrero en actitud escenográfica.

            Estas mujeres están las cuatro en posición erecta y elevadas sobre un pedestal Las escenas simbolizan un duelo y los guerreros hállanse vencidos por las heroínas y caídos entre ciertos troncos de ropaje.

            El conjunto que les rodea está formado a manera de nimbo o dosel, enmarcado por medias conchas rodeadas de tornapuntas, grupos de flores dialipétalas, roleos, hojas cactiformes, puttis y sartas de frutas en sus vértices laterales.

            Estas pechinas, tipo cornucopia tienen todas idénticos motivos ornamentales, solo cambia en ellas los distintos personajes centrales y la situación de los guerreros: en dos de ellas están al lado derecho las féminas y en los otros dos ocupan el lado inferior izquierdo.

Judit ocupa el ángulo superior izquierdo Está figurada con la espada en el puño derecho, teniendo en su mano izquierda la cabeza de la víctima que fue Holofermes, general de Nabucodonosor que quería subyugar a los israelitas y ser proclamado dios.

 

            Judit, mujer hermosa, audaz, viuda de Manasés y que tenía mucha familia y numerosas riquezas, oyendo el clamor de su pueblo pensó en salvarlo haciéndole frente  a Holofernes. para ello vestida de sus mejores galas tuvo el valor de presentarse ante este general argumentando que no quería ser presa de los asirios; Hollofernes prendado de su hermosura la invitó a una fiesta que celebraban y, ella aprovechando el estado de embriaguez en que él se encontraba y la ausencia de sus criados le cortó la cabeza, que ostenta en la mano, salvando así a su pueblo de la opresión que les amenazaba.

Esther ocupa el ángulo superior derecho Su atributo es la corona y su nombre significa, en persa, estrella. Por su hermosura fue elevada a esposa del rey Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía. Este rey tenía como primer ministro a Amán, hombre ambicioso que tramó una rebelión contra él y que descubierta por Esther fue comunicada al rey Asuero quien mandó al patíbulo a Amán, liberando así a su pueblo. Esther fue coronada por su marido. Esta coronación ha sido considerada como una de las prefiguraciones de la coronación de la Virgen sobre todos los coros de los ángeles.

Respectivamente, a derecha e izquierda, ocupan el centro de las pechinas angulares primeras. Débora aparece con el acordeón con que entonó un cántico de alabanza a Jahël. El atributo de Jahël es un clavo que empuña en la mano para traspasar la sien de Sísara.

            Débora, juez de Israel, logró  la obediencia y el bienestar de los israelitas por su gran virtud y dotes de gobierno. Llegado el tiempo en que los israelitas fueron oprimidos por los cananeos, tuvieron que recurrir a Débora para que los liberase de tan cruel azote. Entonces ella acaudillada por Barac convocó a Sísara, general enemigo, al Monte Tabor a quien derrotó en la batalla. Sísara exhausto y agotado fue a parar a la tienda de Jahël, quien inspirada por Dios y aprovechando que él dormía le atravesó la sien con un clavo que era el único instrumento que tenía a su alcance.

Esta valiosa decoración fue ejecutada en el año 1.728. Las pechinas-cornucopias quedaron intactas en el desastre originado en el templo por la invasión francesa; el anillo de la cúpula que se apoya en ellas fue reconstruído en el mismo modelo que tenía antes como también la cúpula vaída y sin ventanas ni lucernario alguno. No sabemos quienes fueron los artífices de esta minuciosa decoración barroca, ni del taller al cual pertenecían; sin embargo por el preciosismo de su ejecución y el resalto de su talla a bisel nos inclinamos a creer que pudo salir del taller de los continuadores de Pedro Franco o del de Ambrosio Plano que trabajó mucho en esta ciudad, por ese tiempo y que su padre, Francisco Plano, pintó el techo de la antesacristía de esta iglesia del Portillo  de manera extraordinaria, del que no nos queda ningún resto por haber sido destruída totalmente esta parte en 1.809.

 

El material empleado en la decoración por estuco, es el yeso blanco, apagado con una cantidad de ligante acuoso, tal como una solución de cola de pieles de animales.

En resumen: podemos decir de esta decoración aplicada de estuco, que es inconfundiblemente de estilo barroco-churrigueresco, de gran elaboración plástica, muy vigorosa y con fuerte modelado claroscurista en todos sus detalles.

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