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CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

  • 2 Sam 7, 1-5. 8b-12. 14a. 16. El reino de David se mantendrá siempre firme ante el Señor.

  • Sal 88. ℟. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

  • Rom 16, 25-27. El misterio mantenido en secreto durante siglos eternos ha sido manifestado ahora.

  • Lc 1, 26-38. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; el nombre de la virgen era María. Él ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?»El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró. Palabra del Señor 

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