CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
Al encender esta cuarta vela de la corona de Adviento, te pedimos, Señor, la gracia de mantener el corazón siempre abierto como María, a ti, a tus deseos y a las necesidades de los demás.
Que, como José, acojamos a los niños y alimentemos sus sueños; acojamos a los ancianos y aprendamos de sus raíces. Que acojamos a todo el que sufre cualquier necesidad. Ven pronto, Jesús. Ven a nuestro corazón. Ven a nuestra familia, ven a nuestra comunidad cristiana, ven a nuestra sociedad. Por eso te decimos: Enciende en nuestro corazón la luz de la acogida incondicional.