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DESPEDIDAS CON EL CORAZÓN ABIERTO Y AGRADECIDO

D. José Ignacio Blanco

"El pasado 11 se cumplían dos años de mi segunda etapa como coadjutor en la Parroquia de Ntra. Sra. del Portillo. Unos días antes me comunicaba el Sr. Arzobispo su decisión de trasladarme como párroco a la Parroquia de San Lorenzo Mártir en las Terrazas de Cuéllar.


Corazón partido de nuevo. Dolor por dejaros a cuantos en este tiempo de pandemia hemos compartido cosas propias de la última etapa de la vida. Ilusión porque soy enviado a una parroquia de las periferias de Zaragoza a trabajar en común con la Parroquia de San Lino en un intento de consolidar la unidad pastoral de ambas parroquias.


No quiero marchar sin daros las gracias por el cariño que me habéis dispensado en tan poco tiempo. Gracias también por haber acogido el cariño que os he entregado. Gracias a Jesús, ya que la misión del Coadjutor es facilitar la misión del párroco. Jesús, no dejes de ser como eres: entregado, discreto, amigo…


Y gracias a Dios y a María del Portillo. A ellos les debo todo lo que soy. ¡Hasta pronto!

José Ignacio Blanco (Vicario parroquial)"



D. Jesús Jaime

"Hace ocho años que llegué a esta Parroquia del Portillo (el 15 de septiembre de 2013) “para ser un hermano entre los hermanos, un vecino más del barrio y trabajar con todos vosotros”. En mis adentros pensaba que este sería mi último destino. Pero “los caminos de Dios no son nuestros caminos”, y en el mes de junio, nuestro Arzobispo D. Carlos Escribano, me propuso la tarea de Vicario de la Vicaría II. Aceptar dicho servicio conllevaba tener que dejar esta parroquia del Portillo para ir a otra en esa Vicaría II, a la comunidad de San Jorge, de la Parroquia de San Andrés (allí compartiré tareas, preocupaciones e ilusiones con Manuel Liarte y otros compañeros).


Desde el inicio de mi ministerio sacerdotal siempre he tenido claro que no me hacía sacerdote para estar cómodo sino para servir, donde la Iglesia considerase más oportuna mi presencia y mi trabajo. Y así lo he vivido durante más de cuarenta años. Y también en esta ocasión.


Esa actitud de disponibilidad y de servicio no oculta los sentimientos de desgarro que supone siempre dejar una comunidad. Has creado unos lazos que ahora quedan en el aire. Te despides y una sensación extraña te embarga, sintiendo cierto vacío porque ya no podrás vivir esos momentos que te daban vida. Cuando toca despedirte, en ese momento, el corazón se desgarra un poco.


Pero me vienen a la cabeza las palabras de Pedro Casaldáliga: “Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres”. Llevo vuestros nombres en mi corazón.


¡Gracias a todos!, de modo especial a los sacerdotes que han compartido este camino conmigo en la parroquia: Sergio, Fernando, Carlos Julián, José Luis, Federico (que falleció en el mes de febrero), José Ignacio (con quien he vuelto a trabajar en equipo –ya lo hicimos hace más de treinta años en la zona de Valderrobres-) y Enrique.


¡Gracias a todos!: los que nos hemos acompañado en los diversos grupos y los que nos hemos reunido, cada domingo, para celebrar la fe en Cristo muerto y resucitado.


¡Que Dios nos guarde a todos en el amor y la fe que hemos compartido todos estos años! Un abrazo.

Jesús Jaime"

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