DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Vivimos de la fe de la Iglesia apostólica.
El Evangelio nos sitúa en aquel primer domingo de la historia cristiana: la sorpresa de encontrarse con el sepulcro vacío y las idas y venidas de los discípulos. Ellos, como nosotros, ven, pero les cuesta creer y han de entender la Escritura para comprender el sentido del sepulcro vacío.
No basta conocer la historia de Jesús. Es necesario que los ojos del corazón sean iluminados por la fe. Entonces podremos percibir que el sepulcro vacío no es el vacío, sino la señal de su presencia, vencedor de la muerte.
La Eucaristía es el sacramento que Jesús encomendó a los Doce en recuerdo de su muerte en favor nuestro y que la Resurrección ha transformado en celebración de su Presencia en medio de la Comunidad, de la Iglesia, para siempre.
La Eucaristía nos reúne cada domingo y cada domingo somos invitados a ver y creer.
Vemos lo que Jesús hizo la víspera de su pasión, partir el pan y dar gracias al Padre con la copa de su entrega, y creemos que es mucho más que un símbolo: actualización de la Nueva Alianza en su cuerpo y en su sangre, ofrecidos como banquete de vida eterna.
Vemos que es un rito social de las Iglesias cristianas y creemos que donde dos o más están reunidos en el nombre de Jesús, allí está Él en medio de nosotros.
Vemos que los textos que se leen en misa dan testimonio de lo ocurrido en Palestina en tiempos de Pilato, y creemos que esos acontecimientos son únicos, tienen un significado salvador para todos los tiempos.
Vemos un grupo humano, los cristianos, que actúa dentro de un sistema de normas y creencias y creemos que este grupo ha sido convocado por Dios para ser luz y sal de su Reino en la historia.
Vemos un mundo dominado por intereses y creemos que hay una fuerza mayor que lo habita: el amor oculto y anónimo.
Vemos la superficialidad y mentira de las relaciones interpersonales y creemos que cada persona busca a tientas la hora de la verdad.
Vemos la miseria y esclavitud de la condición humana y creemos que la esperanza renace cada día de las cenizas.
Qué es la fe ¿una ilusión? O, por el contrario, ¿la única lucidez realista que dignifica al hombre?