La Eucaristía, corazón del Domingo 2
"Debemos reconocer que a partir del Concilio, la comunidad cristiana ha ganado mucho en el modo de celebrar los Sacramentos y sobre todo la Eucaristía. Es preciso insistir en este sentido, dando un realce particular a la Eucaristía dominical y al domingo mismo, sentido como día especial de la fe, día del Señor resucitado y del don del Espíritu, verdadera Pascua de la semana”, así escribe San Juan Pablo II en la carta apostólica “Novo Millennio Ineunte”. Y señala que uno de los puntos de la Pastoral de la Iglesia en la que se debe concentrar sus energías es la Misa dominical. “Quisiera insistir –continúa– para que la participación en la Eucaristía sea, para cada bautizado, el centro del domingo. Es una deber irrenunciable, que se ha de vivir no sólo para cumplir un precepto, sino como necesidad de una vida cristiana verdaderamente consciente y coherente”.